Redacción EE.UU., 19 nov (EFE).- El boxeo tiene por segundo fin de semana consecutivo la oportunidad de ser el centro de atención deportiva en Estados Unidos y esta vez con el argentino Sergio "Maravilla" Martínez y Paul Williams como protagonistas estelares.
Si el pasado sábado el filipino Manny Pacquiao y el mexicano Antonio Margarito, en el Cowboys Stadium, de Arlington (Texas), ofrecieron la mejor pelea del año, al menos, hasta el noveno asalto, mañana se espera que Martínez y Williams puedan, incluso, superarlos con su boxeo.
La pelea "revancha" entre Martínez, actual campeón del peso mediano, versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y Williams, el aspirante estadounidense, se presenta como muy igualada y en la que cualquiera de los púgiles puede conseguir el triunfo.
Martínez y Williams son conscientes de que ninguno de los dos tiene el reconocimiento popular de Manny Pacquiao, pero son quizás los dos mejores boxeadores del mundo después del propio púgil filipino y del estadounidense Floy Mayweather Jr., porque además siempre lo dan todo sobre el cuadrilátero.
Martínez, de 35 años, se presenta por tercera vez en Atlantic City para hacer su defensa del título y además con el aliciente de vengarse de la derrota que sufrió el pasado diciembre ante Williams, en una pelea que el púgil argentino afirma que ganó, o al menos no perdió, y que fue considerada como una de las mejores del año.
Mientras que Williams (39-1-0, 27 KOs) asegura que el título que posee Martínez (45-2-2, 24 KOs) le corresponde y que quiere despejar la duda sobre la anterior pelea.
"Sé que se hablará mucho para promocionar la pelea, pero realmente no tengo gran cosa que decir que no sea sobre el cuadrilátero", declaró Williams esta semana. "No tengo ninguna duda de que Sergio (Martínez) trae todo con él, pero ya lo he enfrentado. Conozco lo que me espera y estoy seguro que va a ver pelea".
Si el combate de Pacquiao contra Margarito fue para atraer al público en general que le guste ver de vez en cuando una buena pelea, el duelo entre Martínez y Williams se ha convertido en el combate "ideal" para los amantes y buenos conocedores del boxeo.
Cuando se enfrentaron el pasado diciembre, Williams y Martínez se enviaron ambos a la lona en el primer asalto para luego, en el resto de los 11, intercambiar constantemente golpes que sólo los púgiles de clase y excelente técnica pueden generar.
Ambos terminaron afectados por el castigo, pero nunca dejaron de lanzar golpes hasta la campana final. En ese entonces los dos elevaron los brazos al aire en señal de victoria.
Cuando los aficionados, que se había dado cita en el Salón Adrian Philips del Boardwalk Hall (Atlantic City), esperaban un triunfo de Martínez o cuando menos un empate, los jueces no lo vieron así y por decisión dividida dieron la victoria a Williams.
Un juez vio ganador a Martínez y los otros dos al púgil estadounidense por la mínima, con lo que la Mejor Pelea del Año quedó envuelta en la polémica.
Lo anecdótico de la pelea fue que surgió por circunstancias del destino, ya que Williams debía enfrentarse al estadounidense Kelly Pavlik por el título mediano, pero la pelea se canceló después de varias demoras.
Entonces, los promotores pensaron en Martínez para que fuese el púgil que pudiese reemplazar con un mínimo de calidad al ex campeón estadounidense.
Ahora Williams, de 29 años, se ha encontrado ante la misma disyuntiva, esperaba lograr una pelea lucrativa contra Pacquiao o Mayweather Jr., en el peso welter, donde ya fue campeón.
Pero su constitución alta y delgada crea problemas para los boxeadores más bajos y su nombre poco conocido dificulta atraer a rivales de gran cartel, lo que también le impidió conseguir ese posible enfrentamiento.
Williams finalmente aceptó volver a pelear con Martínez, quien mientras tanto ganó por decisión unánime a Pavlik para convertirse en campeón del peso mediano, título que Williams asegura debía estar en su poder y de ahí que espera recuperarlo, algo con lo que el púgil argentino no está de acuerdo.
