A 66 días de los Juegos de Río 2016, los mexicanos Iván García y Germán Sánchez apuestan a comunicarse como siameses para buscar medalla olímpica en los clavados sincronizados desde la plataforma.
"Germán es la parte sensata de los dos, Iván el niño rebelde que hace berrinches, pero después de muchos años uno puede intuir el comportamiento del otro y eso será clave el día de la competencia en Brasil", asegura a Efe Iván Bautista, entrenador de la dupla en clavado sincronizado.
Los jóvenes, subcampeones olímpicos en Londres 2012, caminan a diferente ritmo por la vereda del día a día. García es un chico inquieto que habla mucho y siempre parece apurado, Sánchez, con gran poder de concentración, es más espiritual y trata de comportarse de acuerdo con los preceptos de su religión, la cristiana.
El verano pasado compitieron y tuvieron una gran actuación en el Mundial de Natación de Kazán, Rusia, pero ni eso los mantiene confiados porque en Río enfrentarán a las portentosas parejas de chinos, alemanes, ingleses y estadounidenses, ante las cuales deberán hacer todo perfecto si insisten en estar en el podio.
Contrario a lo esperado, este año los mexicanos competirán en Río de Janeiro con saltos de menor grado de dificultad que en Londres 2012 porque han eliminado de su repertorio su clavado más difícil, el de 4,5 vueltas y media al frente.
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