1.- Una marcha triunfal llamada Brasil campeón se había preparado por la banda de música que estaría en el Maracaná, que ya estaba decorado con mantas que decían Homenaje al Campeón del Mundo, Brasil, y ya se habían vendido más de 500 mil camisetas de Brasil Campeón 1950, bajo ninguna circunstancia la afición brasileña le daba posibilidad alguna a Uruguay de arruinar la fiesta, incluso Jules Rimet, presidente de la FIFA llegó al Maracaná con un discurso en portugués preparado para felicitar a Brasil, no vio la necesidad de preparar uno en caso de que Uruguay ganara ya que parecía improbable.
2.- La plática uruguaya en el vestidor tuvo al técnico Juan López diciéndole a los jugadores que lo mejor era adoptar una postura defensiva y esperar el error de los brasileños y remató con la frase bueno muchachos, ahora un huevo en cada zapato y vamos para arriba, el capitán uruguayo Varela dijo más adelante a sus compañeros Juancito es bueno pero se equivoca, si salimos así no lo pasaremos distinto a Suecia y España, también dirigentes charrúas habían entrado al vestuario diciéndoles a los jugadores que salvaran el honor y trataran de no perder por más de 4 goles, pero Varela al escucharlo le contestó: Hechos un carajo, hechos solamente si ganamos, si salimos vencidos mejor ni salgamos al campo, nosotros vamos a ganar este partido y si no lo hacemos no será por cuatro goles. Finalmente Varela le dijo a sus compañeros antes de salir al campo: No piensen en toda esa gente, no miren arriba, el partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada nunca pasó nada. Ahora a ganar. Y Uruguay salió al campo abucheado por 200 mil personas al Maracaná, pero ni eso los intimidó, cuando iban a tomarse la foto en equipo, el defensor Eusebio Tejeda les gritó a los fotógrafos Vení acá, que los campeones del mundo están acá.
3.- El primer tiempo Brasil fue un vendaval pero los uruguayos jamás cedieron, llegando al descanso con empate a 0-0, aún con el empate los brasileños se coronarían pero comenzaba a respirarse la tensión en el Maracaná. Sin embargo la fiesta comenzó cuando Friaça tiró a segundo poste en el minuto 2 del segundo tiempo para anotar el gol de Brasil, en ese momento el capitán uruguayo Varela entendió que había que enfriar a los brasileños tras el gol, por lo que recogió el balón de la red y se fue a reclamarle al árbitro inglés George Reader argumentando un fuera de lugar, ni el árbitro sabía español ni Varela inglés, el propósito del capitán era ganar tiempo, tras el enfriamiento de la euforia por el gol, puso el balón en el centro para reanudar y les gritó a sus compañeros Ahora a ganar el partido. Varela más adelante también mandaría un mensaje a los brasileños, particularmente al defensa amazónico Bigode que estaba pateando al delantero uruguayo Álcides Ghiggia, Varela decidió tomar cartas en el asunto y en la primera que pudo barrió con dureza al tobillo de Bigode y le dijo: Usted empezó, si es macho aguántese.

4.- La estrella uruguaya Alberto Schiaffino empató el partido al minuto 66 rematando un centro raso y mandando un disparo a primer poste pegado al ángulo, si bien el empate todavía le daba el título a Brasil, el gol uruguayo fue un golpe anímico terrible del que nunca se repusieron los brasileños, incluso el arquero uruguayo Roque Máspoli recordó: ellos no respondían en una jugada, un muchacho brasileño se cayó, lo ayudé a levantarse y le palmeé la cara, porque nos conocíamos todos, ¡Estaba helado, pálido! El empate los mató. Uruguay sabía en ese momento que los nervios habían pasado al de casa, y en el minuto 79, Ghiggia se encargó de convertir un estadio ruidoso de 200 mil almas en un velorio, desbordando por la derecha como si fuese a centrar, vio al arquero brasileño Barbosa adelantarse unos pasos para cortar el posible centro, en ese momento Ghiggia decidió entonces sorprender a Barbosa y le tiró raso a primer poste, el balón se coló al fondo de la red. Jules Rimet había salido de las tribunas antes del gol de Ghiggia para preparar todo en los camerinos, pero se dio cuenta que algo había pasado cuando escuchó el silencio desolador tras el gol. Brasil siguió presionando pero Uruguay resistió y se coronó campeón del mundo.
5.- Jules Rimet no estaba preparado para la coronación uruguaya, incluso relató la escena cuando entregó la copa a Obdulio Varela: A la salida del túnel, un silencio desolador dominaba el estadio. Ni guardia de honor, ni himno nacional, ni discurso, ni entrega solemne. Me encontré solo, con la copa en mis brazos y sin saber qué hacer. En el tumulto terminé por descubrir al capitán uruguayo, Obdulio Varela, y casi a escondidas le entregué la estatuilla de oro, estrechándole la mano y me retiré sin poder decirle una sola palabra de felicitación para su equipo. Se dice que los uruguayos festejaron en su hotel de concentración hasta altas horas de la noche pero Varela se alejó del grupo en la celebración, recorriendo bares y viendo brasileños tristes por la derrota, los consoló bebiendo con ellos y triste por los vencidos. Cuando se le preguntó porque se negó a formar parte de los festejos con los federativos y beber con aficionados brasileños respondió: Mi patria es la gente que sufre. Uruguay jamás perdió un partido de Copa del Mundo con Varela en el campo, en 1954 se lesionó antes de la semifinal con Hungría, la cual perdieron sin su capitán.
6.- En Brasil se reportaron disturbios y hasta suicidios de aficionados por la derrota, los jugadores y técnico fueron duramente criticados, varios jugadores nunca volvieron a jugar para la selección, el más señalado fue el arquero Moacir Barbosa por su error en el segundo gol uruguayo, quien a pesar de ser considerado uno de los mejores arqueros brasileños de la historia jamás pudo borrar su error, incluso cuando quiso visitar a la selección brasileña de 1994 el cuerpo técnico de Parreira y Zagallo le negaron la entrada argumentando que podría traer mala suerte, Barbosa alguna vez declaró: En Brasil la pena máxima por un delito es de 30 años, pero yo he cumplido toda mi vida condenado por algo que hice. Barbosa falleció en el año 2000 en la pobreza. También a partir de ese día, Brasil dejaría de usar su hasta entonces característico uniforme blanco para dar paso a la hoy legendaria verdeamarelha. Del plantel de 1950, sólo Nilton Santos y el portero suplente Castilho se coronaron en 1958 y 1962 con Brasil, ambos jugadores no fueron utilizados en el mundial del 50 pero fueron registrados con el equipo, y sólo Santos jugó las finales de 58 y 62.
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