TIJUANA.- Eduardo Brizio Carter es un ex árbitro profesional y actualmente funge como comentarista deportivo especializado en el abritraje en una de las empresas más populares de México.
Hace pocos años lanzó un libro llamado "El Silbatazo final" donde relata una serie de anécdotas que vivió como nazareno del futbol mexicano. Hijo de Arturo Brizio Ponce de León y hermano de Arturo Brizio Carter quien es considerado entre los mejores árbitros de la historia. Lalo Brizio ha sido señalado siempre por su transparencia en uno de los trabajos más complicados e ingratos del mundo.
Leyendo me encontré con una que involucraba a Tijuana, situación que me llamó la atención. Y es que un personaje que viajó por varias partes del mundo se hizo un espacio en su libro que fue apoyado por el escritor reconocido Juan Villoro, y esto lo hizo para recordar que en nuestra ciudad para él se vivió un hecho que marcó a la sociedad mexicana para siempre.
El capítulo "El que no queremos" encontrado en la página 60 de su libro, el cual pueden encontrar en la página Futbología.com.mx nos transporta unos años después del asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994 cuando el silbante vino a la ciudad a pitar un duelo de la Primera División "A".
Relata que llegó con un día de anticipación y a la mañana siguiente en el día del partido se subió al taxi para que lo llevara al estadio que en ese entonces era el "Cerro Colorado" en la Colonia Capistrano donde hoy juegan los Toros de Tijuana. Sin conocer la ciudad le preguntó al chofer la distancia a la popularmente conocida Lomas Taurinas, el taxista le advirtió que tardarían una hora para llegar, y con el tiempo encima decidió que las posibilidades de regresar eran casi nulas, por lo que decidió arriesgarse.
En el camino escuchó la versión del hombre al volante y al llegar le fue notificado que tras el acontecimiento la colonia fue pavimentada y se creó un parque con una estatua que sigue hasta la fecha. Brizio pidió unos minutos a solas y cercano a la figura erigida cumplió una promesa que hizo al ver el asesinato por televisión, el rezarle un padre nuestro y un ave maría: "No al candidato, si no al ser humano que había sido privado de la vida", sentenció en su libro.
Lalo Brizio cierra esa anécdota con una reflexión: "Tal vez si Luis Donaldo Colosio hubiera llegado a la presidencia, tendríamos otro país para bien o para mal, no lo sé. Lo que sí me atrevo a aseverar es que hubo un antes y un después. El día que lo mataron nació el México violento, o al menos, esa es mi percepción: el de los asaltos cotidianos, el del crimen organizado, el de los secuestros exprés, el de los ajustes de cuentas El que no queremos", concluye.
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