Redacción EE.UU., 26 dic (EFE).- Todo estaba listo para que el 2010 fuera un año histórico dentro de la organización de los Cowboys de Dallas al tener la posibilidad de disputar nada menos que el Super Bowl en su nuevo campo.
Pero cuando les falta sólo un partido más para concluir la temporada regular de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) su deseo y ansiedad es que concluya cuanto antes la competición después de haber quedado eliminados de la fase final desde hace más de un mes.
Aunque parecía que había cambiado la suerte para ellos y que en la recta final iban a volver a ser un equipo ganador, de nuevo han vuelto al camino de la derrota y lo único que desean es que se acabe cuanto antes la competición regular.
Todos los errores incomprensibles del comienzo de temporada que les costó la marca perdedora de 1-7 y el despido del entrenador Wade Phillips, volvieron a repetirlos en la derrota que sufrieron ayer, sábado, por 27-26 ante los Cardinals de Arizona.
Los Cowboys permitieron dos interceptaciones que se convirtieron en touchdowns, demostrando la falta de concentración y coordinación en el juego.
Un cornerback se equivocó en su asignación defensiva y dejó el camino libre para un pase de anotación de 74 yardas, algo que no se puede permitir un equipo con aspiraciones a luchar por el titulo del Super Bowl.
Los Cowboys intentaron una remontada, pero sufrieron una sanción por la manera como celebraron un touchdown y fallaron un punto extra, demostrando al final que fueron ellos sus peores enemigos.
"Este ha sido un año de considerable decepción, una verdadera decepción, una verdadera sorpresa", declaró el dueño de los Cowboys, Jerry Jones. "Algunas de las cosas que hicimos en el campo han estado con nosotros desde el día que terminamos los entrenamientos de pretemporada, lamentablemente".
Durante un programa especial de televisión Jones reconoció que si le hubiese tocado estar bajo la dirección del dueño de los Yanquis de Nueva York, el fallecido George Steinbrenner, no tendría duda que hubiese sido despedido por el pobre rendimiento de su equipo.
La derrota torpe del sábado es una síntesis tan perfecta de la pésima temporada 2010 que también incluyó una lesión al mariscal de campo titular, Tony Romo.
El jugador que ocupó su puesto, Jon Kitna, sufrió una distensión en un músculo abdominal cuando lanzaba un pase de anotación y podría no estar disponible para el último partido, el domingo en Filadelfia ante los Eagles.
Esto le daría la oportunidad a Stephen McGee de demostrar qué puede hacer con una semana entera de preparación, después que el sábado debutó tras dos años como profesional y se lo vio nervioso.
Es comprensible, ya que el entrenador interino Jason Garrett había dejado en claro que el equipo no confía en él, al declararlo una alternativa de emergencia aun cuando ya no había esperanzas de llegar a los playoffs.
Los Cowboys prefirieron a Kitna, de 38 años, en un partido contra otro equipo eliminado.
Cuando finalmente pudo jugar, McGee completó 11 de 17 pases para 111 yardas y un lanzamiento espectacular de 37 yardas para touchdown de Miles Austin.
Puso a los Cowboys arriba 26-24 cuando quedaban 1:41 minutos. Allí fue que David Buehler mandó afuera el punto extra y le impidió que hubiese conseguido el triunfo.
Si los Cowboys ganaban, hubieran asegurado una marca positiva en la dirección interina de Garrett. Sin embargo, esa marca es de 4-3 y la de la temporada, 5-10.
Las tres derrotas con el entrenador interino han sido por un total de siete puntos, aunque también hubo muchos reveses ajustados cuando Wade Phillips era el máximo responsable del equipo.
Los Cowboys ya tienen en su haber una marca negativa esta temporada al permitir que los equipos rivales les hayan anotado 423 puntos y aún les queda un partido por disputar, el del próximo domingo ante los Eagles.
Al margen de cual sea el resultado final del partido, el hecho de haber concluido la "frustrante" temporada será la mejor compensación para todos dentro de la organización de los Cowboys.