SAN DIEGO.- El amor no mide condiciones sociales ni culturales, no se deja intimidar por nada, ni siquiera la fuerza de unos puños de acero lo ahuyentan y es capaz de sorprender a cualquiera, hasta a un boxeador.
Y para muestra un botón.
El boxeador Aarón Blanco, de 25 años, sueña con ser campeón del mundo y sabe que para lograrlo se requiere de mucho sacrificio, disciplina y entrega total a este deporte.
Por ahora es un boxeador de nivel amateur pero este año piensa saltar al ámbito profesional y mientras llega el momento entrena duro todos los días en el Ocean's Boxing Gym en el sur de Chula Vista.
En las mañanas dedica una hora a su preparación física, después se alista para trabajar como mecánico en uno de los talleres de la empresa automotriz Toyota en Pacific Beach.
Por las tardes se va al gimnasio de box, ahí tiene fama de ser una persona noble y amable, pero en cuanto inicia su entrenamiento esa personalidad se transforma en dureza, su mirada aniquila y sus golpes resuenan en el inmueble.
Así es como Blanco recibe cada noche, con el sudor escurriéndole por el cuerpo, descargando toda la energía que le queda del día, con tal de perfeccionar sus jabs, ganchos al hígado, fortalecerse mentalmente y acercarse a su sueño.
Indiscutiblemente la rutina diaria de este boxeador es sinónimo de sacrificio, disciplina y entrega, sin embargo, el destino le preparó una sorpresa.
Este boxeador dobló las manos y sus puños nada pudieron hacer contra el flechazo de cupido.
Patricia Carolina Lorenzo, de 19 años, hija del dueño del Ocean's Boxing Gym y estudiante de la carrera de Administración de Justicia en Grossmont College, lo cautivó al instante.
Lorenzo sabe cantar y tocar el piano, pero también tiene la pasión por la práctica del box, de hecho sus guantes son de color rosa.
"Patricia y yo nos conocimos hace tres meses, cuando llegué aquí ella estaba entrenando, nos gustamos y comenzamos a salir", dijo Blanco en uno de sus entrenamientos.
Para el boxeador este deporte es un estilo de vida que difícilmente se presta para que un pugilista encuentre su media naranja en ese medio.
Con los días tan ocupados que Blanco tiene entre el boxeo y el trabajo, en realidad el tiempo que le queda para atender a su novia es muy limitado.
"Pero si es alguien que conoce esta profesión como Patricia, las cosas del amor son más fáciles", indicó con una sonrisa el boxeador que lleva tres años en esta actividad.
Pero no significa que a la vida diaria de Lorenzo le sobre mucho tiempo ya que dedica la mayor parte de día a sus estudios, por las tardes canta en el coro de su iglesia y recibe la noche en el gimnasio de su papá, donde entrena su novio.
"Aquí vengo a ver a mi novio y a darle ánimos para que siga adelante, me gusta este ambiente y me encanta saber que está mejorando", continuó la novia de Blanco.
Por cierto, la pugilista tuvo que hacer a un lado sus entrenamientos diarios de box para dedicarle más tiempo a sus estudios.
"Crecí en este medio, de vez en cuando hago un espacio para no dejar de entrenar, pero definitivamente no puedo dedicarme de lleno al box", señaló mientras veía a su novio hacer ejercicios de calentamiento.
Noquea a su padre
Mientras Blanco se alistaba para subir al ring a medirse con un peleador de otro club, el dueño del inmueble, Luis Tiburón Lorenzo, lo seguía con la mirada.
"Es el novio de mi hija y ni modo, no pude hacer nada en contra de mi filosofía", comentó Lorenzo, de 42 años, mientras esbozaba una sonrisa.
En este deporte debes entregarte al cien por ciento, un boxeador que encuentra novia puede desatender el ring, manifestó el empresario.
"Le repetí a mi hija una y otra vez, puedes tener novio pero que no sea boxeador y mira", añadió.
Hasta el momento, Lorenzo dijo que su ahora yerno se ha mantenido con los entrenamientos fuertes de rutina y que su hija ha sido fundamental en la preparación del boxeador.
"Mi hija entiende y sabe que ella puede ser importante en la carrera de Blanco, hasta ahora todo marcha bien pero jamás esperé que aquí se enamoraran", indicó.
En los gimnasios de box es muy raro ver que un boxeador se enamore de una boxeadora, porque es una profesión muy sacrificada, dijo Lorenzo.
"Yo quiero mucho a mi novio es muy honesto, noble y cariñoso", dijo la joven.
En Chula Vista existen gimnasios de box exclusivos para hombres, pero el cuadrilátero de Ocean's Boxing Gym tiene sus puertas abiertas para las mujeres que deseen practicar este deporte en el nivel que deseen.
Irasema Mayoral escribe para Enlace, el semanario en español de San Diego Union Tribune. editorial@mienlace.com