Previo a los juegos, durante el himno estadounidense, los jugadores se arrodillaron para protestar contra el racismo y portaron camisetas con la frase “Black Lives Matter”.
Los partidos se llevaron a cabo sin aficionados en el extenso complejo deportivo de Disney World en Orlando, Florida, bajo estrictas medidas sanitarias, lugar que servirá para reanudar y concluir la temporada.
Los 350 jugadores, entrenadores y el personal de 22 equipos se quedarán alojados en Disney sin permiso de salidas, mientras que los empleados prepararán los alimentos, limpiarán las habitaciones y todas las áreas. La preocupación aquí es que muchos de esos empleados provienen de las zonas más afectadas de la ciudad, lo que representa un riesgo de contagio para los jugadores.
El comisionado de la NBA, Adam Silver, está seguro de que muchos empleados de Disney darán positivo a las pruebas de detección, por lo que utilizan cubrebocas, distanciamiento social, pruebas frecuentes, limpieza constante y otros equipos de protección. Aún así el riesgo es latente y podría haber algunos jugadores infectados.
Aunque los jugadores están en cuarentena, pueden disfrutar de varias amenidades en el hotel: videojuegos, golf, pesca y piscina, mientras siguen siendo sometidos a exámenes regulares de coronavirus. Irónicamente varios basquetbolistas se quejaron de la comida y compararon a la “burbuja” de Disney con una cárcel.
En los resultados, los Lakers vencieron a los Clippers 103-101

Y los Jazz de Utah derrotaron a los Pelícanos de Nueva Orleans 106-104
