Se necesitó la fuerza de tres guardias fronterizos para abrir la puerta de emergencia en la valla entre San Diego y Tijuana, que dejaría compartir tierra binacional para que unas cuantas familias pudieran darse un abrazo por primera vez en años.
Es el tercer año consecutivo que la ONG Border Angels, hace posible que abran la verja por unos minutos para que las familias puedan reunirse.
Este 2016, seis familias pudieron verse cara a cara por tres minutos, algunos tenían años sin verse, sin conocer nietos, sin ver a hijos o padres. Otros en cambio, habían podido compartir palabras pero desde el muro en Playas de Tijuana, donde a través de la malla que la recubre apenas podían tocarse las yemas de los dedos.
Por 21 minutos las familias que se reunieron no se preocuparon por las autoridades, el muro o papeles migratorios que obstaculizarán ver a sus seres queridos.
"Algunos creen en la construcción de muros", dijo a San Diego Union Tribune el director ejecutivo y fundador de Border Angels, Enrique Morones. "Nosotros creemos en la apertura de puertas".
Desde 1989, Estados Unidos ha construido más de mil kilómetros en muros en toda la frontera con México. En ese entonces Sergio Martínez vivía en Tecate, él recuerda el día que vio la instalación de equipos de construcción y como lo asociaba con una invasión. Al otro lado de la barda, Donna Tisdale recuerda que antes de la valla hasta 100 personas corrían a través de su rancho, entre inmigrantes y traficantes de droga.
"A menos que haya vivido en la frontera y han visto lo que está pasando", dijo Tisdale, "Creo que la gente tiene una visión algo miope de lo que realmente está pasando y lo que en realidad es ayudarnos".
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