Llegar de Tijuana a Ensenada fue fácil. Esperábamos un tráfico tipo viernes por la tarde en Tijuana, por eso de que habían empezado las vacaciones de Semana Santa y anunciaban que los hoteles y lugares turísticos en la Baja estarían atascados, pero hicimos menos tiempo del necesario.
El Ensenada Beer Fest 2016 nos seguía recordando en Facebook que abriría sus puertas aquel sábado a las dos de la tarde. Apenas era mediodía, pero quisimos pasar por el ex Hotel Rivera que ahora sirve de centro cultural en la ciudad, para localizar las entradas. Mediodía y ya había gente formada.
Después de unas cervezas comerciales en los bares locales, regresamos al lugar y la fila para entrar había triplicado su tamaño. La fila seguía estática y el reloj ya marcaba las 2:40 pm, cuando escuchamos que apenas comenzarían a vender los boletos.
Pasadas las tres de la tarde y dejando 300 pesos en taquilla, logramos entrar y tener en nuestras manos el vaso conmemorativo de plástico y las dos degustaciones integradas al boleto, incluyendo un sello para salir y entrar del lugar. Recordatorio: comprar boletos en preventa es igual a gastar menos y sin tanta fila.
Con dos degustaciones de 4 oz en cualquiera de las 85 cervecerías, debías inspeccionar bien el lugar. Pero una hora debajo del sol nos hizo buscar la opción más cercana para calmar la sed. Distinguimos Colima, cervecería del mismo estado mexicano que nos dio la primera degustación del día. Ticús, una Porter muy ligera con un buen sabor amargo y cafesoso.
A falta de un folleto con el mapa del evento, descargamos la aplicación del Beer Fest en un celular designado que desapareció después de descansar un rato en el pasto.
Después de cuatro vueltas por todo el lugar, encontrar tres diferentes escenarios musicales y cuatro llamadas al celular perdido, un hombre de limpieza nos regresó el dispositivo con el mapa interactivo del evento. Pero en la búsqueda ya habíamos logrado distinguir unas cervecerías interesantes y la aplicación se trababa o no mostraba los nombres de algunos stands.
Con covers de Sublime en el fondo, gastamos las degustaciones restantes, aprovechamos las cerveza gratis que ofrecían algunos lugares y compramos otras a 50 pesos que venían de toda Baja California, Ciudad de México, Monterrey, California, Alemania, Inglaterra y Bélgica.
En el evento estaban presentes food trucks, restaurantes y la famosa Ochentos Pizza, que ofrecía una mediana por 100 pesos. Pero preferimos salir y comprar unos tacos baratos de carreta en las calles de Ensenada para guardar dinero que nos gastaríamos en más cerveza.
Entramos y salimos del lugar unas cuatro veces a lo largo del día, a cualquier hora la fila no disminuía y para las siete de la tarde la gente comenzaba a desesperarse porque los boletos se agotaban.
Con la policía sacando gente colada y otras borrachas que pasaban entre las luces de colores, el lugar comenzó a llenar su capacidad en la noche. La vestimenta de turista, entre más de 7 mil personas que asisiteron, parecía estar fuera de lugar, pero la cerveza solo confirmaba un ambiente de fiesta vacacional que se acabó a la medianoche.
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