¿Se acuerdan cuando los remakes americanos de películas de horror japonesas eran la locura? Si algo nos queda de esta moda que llegó a nosotros en los dos miles es una excelente película protagonizada por la fenomenal actriz Naomi Watts y dirigida por Gore Verbinski de la cual tal vez hayan oido hablar, estoy hablando por supuesto de El Aro. La película es a su vez un remake de la cinta de 1998 dirigida por Hideo Nakata llamada Ringu, sin embargo, el impacto que El Aro tuvo en la taquilla y con la crítica la convirtió en algo que funcionaba por si sola.

La imagen de Samara saliendo de la televisión durante el clímax de la cinta se convirtió en un icono del género de horror y es sin duda alguna uno de los elementos que elevaron la cinta a tener cierto estatus de culto. Claro que eso sólo funciona la primera vez que lo ves, pero ahora no solo tenemos una si no dos secuelas que quieren hacer el mismo truco y esta segunda falla aún más que la anterior.

El Aro 3 no solo sufre de ser una secuela innecesaria, es una película muy aburrida en términos generales. Intenta añadir a la mitología creada alrededor del misterioso video que te mata 7 días después de verlo, y aunque tiene algunos puntos interesantes que pudieron explorar para hacer esto una cinta medianamente entretenida, jamás se enfoca en ninguna de sus muchas narrativas. La película está por todos lados y nunca se centra en una historia base, terminando en un desastre narrativo sin enfoque. Eso sin contar su larga duración, la cual fácilmente pudiera haber sido reducida al menos unos 40 minutos (la escena del avión que vimos en el trailer no aporta nada a la trama por ejemplo, parece que solo está ahí porque los creadores pensaron se vería cool).

Entre lo bueno que tiene la cinta está la actuación de Matilda Anna Ingrid Lutz como nuestro personaje principal, un Vincent D'Onofrio interpretando a un sacerdote ciego con algunos ecos de el hombre ciego de No Respires y sorprendentemente un Johnny Galecki, quien lejos de interpretar al nerd que estamos acostumbrados a ver en The Big Bang Theory logra convencernos como un manipulador profesor de universidad. Pero de nuevo, este trabajo se ve opacado por lo que evidentemente era un terrible guión y una falta total de dirección de la historia.

El director F. Javier Gutiérrez logra crear imágenes realmente escalofriantes cuando se lo propone, pero esos momentos no justifican el desperdicio de talento y el potencial de una historia que tal ves en otras manos más capaces, detrás y frente a la cámara, pudieran darle a los fanáticos de la franquicia una cinta mucho mejor. Incluso sin entrar en spoilers, en la época del internet y los videos virales tenían mucha tela de donde cortar, pero en el afán de plantear una posible secuela a esta aburrida película, dejan de lado un componente mucho más interesante que hubiera funcionado mucho mejor que la terrible cinta que se siente como el refrito del refrito que vimos en pantalla.

Solo puedo recomendar esta película a quienes son fanáticos de las películas anteriores o para aquellos que quieran irse a dormir en el cine, los demás absténganse si no quieren pasar un horroroso rato sentados en su butaca y no precisamente causados por el espíritu malvado de Samara Morgan.

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